El cuento de escribir

Es sábado, hace frío y acabo de recorrer casi la mitad de la ciudad. He llegado al número veintiocho de una calle gris del centro. Tras llamar a la puerta, me invitan a pasar sin siquiera preguntarme a que deben mi presencia en el lugar. De pronto, una rolliza señora me indica que puedo tomar asiento en cualquiera de las muchas sillas que llenan la sala. Acto seguido me han preguntado mi nombre, presumo para buscarme en la relación de inscritos.

Mientras en voz baja le digo mi nombre completo también le extiendo la mano a uno que recién llegado se ha convertido en mi primer compañero de clases. Junto a ese señor de mediana edadal que respetuosamente llamaré Lavoe, y esto pues lleva un periódico de esos de personalidad definida pero del viernes (ayer)hemos visto poblarse, aunque ralamente, esta amplia sala que funge de aula.

En eso G ha ingresado y nos saluda, no tan efusivamente, he de decirlo. Siento que a la vez que toma distancia, nos comienza a analizar. Se ha sentado y de inmediato nos pregunta hace cuanto escribimos, sobre que y si, acaso, ya hemos publicado. Ahora que acabo de responder a todas sus inquietudes los he invitado, a el y a mis compañeros, a revisar al no tan humilde pero si coquetón Blog que acostumbro regentar.

A diferencia de otras aulas esta vez, acertadamente a mi juicio, hemos comenzado a petición de G leyendo un cuento. Es entonces, que acabo de recordar aquello que dijo no se quien pero que suelo repetir siempre: “Uno no es lo que escribe, sino lo que lee”. Por que contra lo que muchos suelen creer, no existe otra técnica para el mejor desarrollo de la escritura que escribir siempre, y leer siempre también.

Tras eso G nos solicita que en lo que resta de la clase escribamos algo parecido, o igual, a un cuento. Pero, lo cierto es que me resisto a la idea de escribir por delivery y desobediente decido leer un libro, precisamente de cuentos, compilado por el mismo G que acabo de encontrar en una mesa repleta de libros que tengo al lado.

Lo primero que leo de la compilación es un cuento inédito de C, una conocida camarada de las letras limeñas, que no siendo lo mejor que le leí, esta bueno igual. Luego, tras ver al resto de mis compañeros afanosamente escribiendo tiendo a pensar, no muy convencido, que tal vez algo pequeño y sabroso tendría que escribir. Lo cierto es que haciéndolo me estoy dando cuenta que a manuscrito no escribo hace años porque mi letra  esta cada vez es mas fea y no se entiende un carajo.

En este instante G nos acaba de comunicar que el tiempo ha expirado y Lavoe, muy concentrado, empieza a leer lo que su inspiración  le ha dejado escribir. En tanto, he respirado tranquilo de no ser el primero y aunque siento que es una falta de respeto que mucho no lo este oyendo,pero también creo que no me queda de otra.  Apurado estoy terminando esto que al menos conseguirá sacarme del apuro que significa escribir a pedido.


Antes de eso, y tras la tercera vuelta literal al cuento “Un suceso sobre el Río Owl” de Ambrose Bierce, de lectura absolutamente recomendable, pasamos al cuidadoso anàlisis del mismo. Ahora es que entiendo que mis compañeros de aula son todos escritores que pienso llegaron aquí buscando lo mismo que yo, esto es, leer un poco, compartir experiencias sobre el oficio de escribir y, si se puede, pulir lo que haya por pulir.
 
Volviendo al cuento, ya casi estoy terminando riguroso G y como no es difícil adivinar lo que al oírme dirás tengo que decirte que lejos de estructuras básicas ¿Que es un cuento, si no algo que uno quiere contar?. Y yo, no es que me muera por contarte esto, pero si quise salir del apuro y eso si que no es un cuento.