Balada para una despedida

Lima, 08 de Enero del 2009

A ti ,

Antes de decidir escribir estas líneas he acabado de secar el llanto que no es otra cosa que la dolorosa exteriorización de la pena que supone escribir lo que he de escribir ahora mismo. Suena, te cuento, como hace dos años y meses “Balada para una despedida”, con la diferencia que aquella vez pasada recurría a esa canción para decirle adiós a mi historia anterior y darle paso a otra- la de nosotros- que pensé podía ser la mejor, la más linda, la definitiva. Esta vez, en cambio, mis líneas reposan tristemente en la misma canción pero para despedirme de ti.
Este, como ya dije, tristísimo final no me exime de reconocer que me equivoque y mucho, descuida lo sé, aunque se que he acertado también y es, justamente, tener siempre presente lo bueno y lo malo lo que me ayudara a seguir adelante. Somos muy distintos y no seria mentir decir que no me siento mejor-ni peor- que otros muchos, lo que si tal vez diferente. Hoy esas nuestras diferencias, entre otras cosas, dictan que debo decirte adiós. Y esto no a partir de una o muchas situaciones, sino por la suma de ellas. Hoy que no nos respetamos, que estamos lejos de ser aquellos que decidieron hace algún tiempo estar juntos, prefiero alejarme con la pena que esta despedida supone. Hoy que no eres aquella que dulcemente podía sobrellevar mis malos ratos, aquella que podía poner en la balanza lo que significaban esos malos humores míos confrontados con la seguridad que podía darte sentir que subyacía en mi aquel que te amaba, te respetaba y, sobretodo, te daba ese lugar estelar que merecías en mi vida.
En esta parte siento que debo reiterar que cuando me refiero al quiebre de todo no me excluyo en la responsabilidad, todo lo contrario asumo lo que me toca de ella. Es solo que no he podido manejar algunas situaciones, siento que me ha ganado el dolor. Entiendo, además, que ya tocara el momento que precises de comentar a viva voz- a propios y a extraños- mis yerros, mis limitaciones, y tal vez solo exorcizada esa rabia es que recién puedas empezar de nuevo. Suerte en eso. Mucha suerte.

Es seguro que con la noticia algunos sonreirán y dirán: “yo sabia” sabrás que no me apena darles en la yema del gusto, porque sé de sobra que si lo nuestro llego a su fin no fue por cosas que se sabían al momento de empezar, sino por cosas que no supimos hacer, decir, dejar de hacer y dejar de decir dentro de ella. Otros, seguro los menos, lamentaran sinceros que todo haya terminado, dirán que se nos veía muy bien juntos andando de un lado a otro planeando y soñando con una vida futura juntos.

Inmerso en el final a ti, sinceramente, gracias y disculpas:

Gracias por hacerme crecer con tu tesón, tus ganas de ser mejor, por irradiarme tu empuje, tu optimismo, por hacerme ver que habían cosas mas importantes por las que luchar.
Gracias por hacerme sentir menos las perdidas que he tenido, porque a tu lado me sentí menos solo, apoyado, engreído incluso.
Gracias por tu ternura, por tu amor, por el respeto y por la admiración que sentí tuviste algún día por mí.
Gracias por las veces que oíste atenta y preocupada como te contaba todo aquello que nunca conté pero que apoyado en la confianza infinita que te tengo es que pude contar.
Gracias por los innumerables detalles que tuviste conmigo por aquel tan lindo que me hizo, como ahora, romper en llanto: la rosa y el disco. Ese momento sublime me lo llevo conmigo en mi equipaje de vida. Gracias de nuevo.
Gracias por dejarme conocer tu alma de buena mujer.
Disculpa por no haber podido llenar efectivamente todos los aspectos que soñaste gozar con el amor de un hombre, soy falible lo siento.
Disculpa mi soberbia, mis malos ratos, tratos, celos, y por todo aquello que, por el contrario, no supe hacerte sentir.
Disculpa por no contestar si acaso hubiese que leer o contestar esta despedida que no es una más y es, a mi pesar, la definitiva.
Disculpa por no haber sido lo suficientemente bueno, detallista y no llenarte de todo lo que tú merecías. Lo siento, solo tenia mi amor.
Disculpa por escribir como escribo lo siento no me salio de otra forma, no llores si acaso pensaras hacerlo, ya sabemos que si de verdad somos el uno para el otro la vida se encargara de juntarnos alguna vez.
Disculpa si no supe cambiar tu frío por calor.

Adiós, cuídate y ojala puedas tratar bien a mi recuerdo, a lo que fui. No me voy sin decirte que tengas la seguridad que muchas veces nos soñé juntos para siempre, pero los sueños los forjan y llevan a cabo las personas, no los amores; y a veces ellas mismas no son compatibles no por malas, sino porque no lograron cobijar la siempre necesaria tolerancia y terminan siendo agobiadas por sus diferencias aun cuando, como es el caso, se quieran tanto.

Genaro.