Not For You : Part 4


— Es que no sé como puedas tomar lo que tengo para decirte—dijo secamente.
— ¡Ya sé! Tienes enamorada ¿No?—replicó ella muy seria.
— No exactamente. Bueno, podría ser que si.
— ¿Podrías responder si o no?—preguntó algo exaltada .
— No es tan fácil Vero, ten la seguridad que no lo es. Pasa que si bien las etiquetas nunca me gustaron durante mi vida he aprendido a sobrellevarlas sin tener que lidiar con ellas. Entonces, tal vez la persona con la que salía piense que fuimos algo más que amigos y, entonces, no habria razón para irrespetar eso. Lo cierto, es que hasta hace poco salía con una persona. Alguien a la que por estos días ya no veo seguramente porque no nos extrañamos y anda cada quien en lo suyo. Y esto se dio así naturalmente sin mediar discusión alguna. La verdad yo no sé si algún día nos tuvimos pero si que un día nos dejamos. Pero igual he querido que sepas de su existencia. Y esto, no porque quiera que pienses que soy muy honesto, es solo que por primera vez y dada la intensidad de lo que siento por ti, he creído que lo correcto es que estén las cosas claras—dijo Genaro un tanto resignado.

Todo cambió; sin haber terminado de contar su verdad ya estaba destrozado por dentro. Y es mi culpa carajo, piensa. Le era difícil asimilar que en apenas minutos aquello que lucía maravilloso se había transformado en una mierda.

— Entonces, ¿Sales o es tu enamorada?—repreguntó ella.

— Como ya dije no es tan fácil de explicar resulta que a partir que nos conocimos empezamos a frecuentarnos cada vez más y esa continuidad derivó sin que lo imaginemos en algo más. Si lo que te interesa es saber si me enamore de ella te digo que no y ella lo sabe pero, también es cierto, que alguna vez hablamos de intentar llevar la vida de una pareja normal.

— Digamos que solo me queda creerte o pensar que te estas burlando de mi—dijo entre triste y alterada.

Mientras el silencio los invadió ella intentó ponerse de pie.

— No te levantes déjame terminar por favor. Antes de todo debo decirte que estoy seguro que esto que siento por ti me va a acompañar siempre. Tienes que saber que el amor que me inspiras se siente inmensamente gratificado con tu presencia y lo estaría más de ser el caso que exista reciprocidad y elijas vivirlo conmigo. Pero, no necesariamente precisa de ti para subsistir. Como explicarte que esto que sin serlo en realidad parece ya una historia es hermosa antes incluso de haberla vivido y eso no lo voy a olvidar nunca. Esto que hoy nos contamos, sentimos, y esa mágica conexión que tenemos no se va a repetir jamás. Ahora mismo siento que te necesito como jamás necesite de nadie. Pienso que te he querido sin tenerte y ahora compruebo que mi mente fue adelantándote caricias y por eso hoy que me topé con las tuyas he sentido ese mismo dulce sabor que probé cada noche que te pensé— dijo el con los ojos brillosos.

Vero tenia los ojos llenos, por eso a ratos procuraba sin éxito desviar su pensamiento a otra cosa.

Lo amo, no voy a poder levantarme sabiendo que mañana no lo veré. Si como el dice también me quiere pues si existiese alguna en el medio bien se podría ir al carajo y dejarnos vivir lo nuestro. Soy una egoísta, piensa Vero.

De pronto Genaro se dio vuelta y posó su fija mirada en el parque que tenían frente a ellos. Exactamente en la firmeza del tronco de un árbol inmenso y pensaba si debía o no decirle toda la verdad incluyendo la parte que restaba por contar:Andrea. Era pues también un tema de fortaleza.

Por un lado si no le digo, o si miento solo en la identidad, Vero no tendría forma de enterarse, piensa el. Pero, por otro lado, que feo que el inicio se vea marcado por una mentira o por una omisión que es lo mismo o peor, siguió pensando. Y entonces:

— Se trata de Andrea la chica con la que salía—dijo volteando bruscamente.

Vero amago una sonrisa nerviosa.

— ¿Andrea Vigil?—preguntó con cara de indignación.
— Si, es ella—-dijo el.
— Que cagada—dijo— Es la hermana de mi mejor amiga huevon ¿Sabes eso no? — siguió diciendo.

Genaro un tanto nervioso asintió con la cabeza. Vero, más bien, seguía sin salir del asombro.

— Tengo sin verla dos semanas ya ni por teléfono conversamos. Pero como el caso que es una buena chica si me gustaría comunicarle los hechos—dijo el.
— ¿Y que te hace pensar que yo deseo continuar con esto? ¿No seria mejor olvidar lo que paso hoy?— cuestionó ella alzando la voz.
— Es el camino mas fácil es verdad—respondió gesticulando y levantando también la voz Genaro.
— ¿Te parece que no me doy cuenta que es una situación jodida? — concluyó alterado.

Los gritos iban y venían. Se habían enfrascado en una fuerte discusión. El le reclamaba que le fue imposible pensar que ella regresaría y estarían juntos si nunca tuvo noticia alguna de ella. Le dijo que si bien le había gustado muchísimo también era cierto que el pasar de los meses menguó un poco la no tan secreta esperanza que tenìa de volver a verla. Ella replicó argumentando que ,en todo caso, la iniciativa no tuvo que nacer necesariamente de ella. Que conociendo su casa el pudo tranquilamente visitarla y mostrar el inmenso interés que decía tener por ella.

Unos minutos después, alertados por un vecino, llegaron al lugar Darío y Renata y los encontraron sentados con la cabeza gacha y en silencio.

Déjense de joder y vamos a la casa—dijo Darío.

Vero se levanto con una cierta languidez y dueña de un gesto que denotaba cierta tristeza. Genaro no podía ocultar el nerviosismo que le producía el no saber si Andrea lo iba mandar a la mierda o iba jugársela por el, por su amor.

Cuando todo era silencio.

— Ya carajo aquí no ha pasado nada vamos a seguirla en la casa—dijo elocuente Genaro.

Caminaron callados de vuelta a la casa. Vero cerca a Renata. Genaro fumando un cigarro con Darío.

— Amigo, hoy no parece pero se ha escrito un capitulo de mi vida. El mejor tal vez. Que digo tal vez es sin duda el mejor. Estoy seguro que un dia vamos a estar viejos y me vas a seguir preguntando por ella. Y, ojo, no es que asegure que ella va a estar siempre conmigo yo solo digo que parte de mi siempre va a estar con ella—dijo feliz entre pitada y pitada Genaro.

Renata caminaba mirándola como esperando que le comente algo de lo que pasaba. Vero también fumaba y en silencio se tomaba algunos minutos para pensar que hacer y sobre todo que decir. En eso:

— No voy a dejarlo—le dijo como desahogándose Vero a Renata.
— Lo quieres, ¿no?— interrogó Renata.
— Si, como nunca a nadie. Y siendo difícil la situación yo voy a estar a su lado primero porque no tengo porque dudar que el me quiere y segundo porque creo fervientemente en lo primero —respondió ya mas serena y sonriendo ella.
— El te adora —le dijo Renata al oído mientras la abrazaba.


[Against All Odds-The Postal Service]