San Valen-Fin


Juro que no planeé que fuera, precisamente, un catorce de febrero el dia en que B se enterase que partía al destierro. Lo que si, me pareció curioso tener que prescindir del amor precisamente en el dia de su onomástico. Pero, en fin, esto no hizo más que ratificarme en la idea que el casual hallazgo de una persona linda e interesante, no siempre supone la feliz convivencia entre: predisposición, paciencia y las necesarias ganas de encubar nuevamente una ilusión. Pasa que tras el duelo, por algún finado amor, la pausa en el camino no aparece solo como una opción a tener en cuenta, sino se convierte en una real necesidad. Aunque, claro, también el excesivo encierro es seguro que terminará siendo contraproducente. Ahora, entre eso y sacar a pasear (y a beber) recuerdos, me quedo con el estratégico descanso del guerrero. Y esto, supongo, porque entendí que salir en esas condiciones se trataba solo de la mezcla del afanoso intento de escaparle al dolor y las ansias de decirle adiós a la vida de soltero involuntario. He ahí el error. Lo ideal seria no buscar dejar de estar solo, sino querer estar acompañado. Que, parece pero, ojo, no es lo mismo.
Sin embargo, como no es el tiempo transcurrido lo que importa en el duelo, por fin ,un buen dia me sentí ready y decidí retomar el espinoso tema de las salidas. Apresurada decisión a la que llegué tras evaluar lo interesante y enigmática que parecía ser B. Poco me importo que de ella solo supiera que decía ser linda, que adoraba mis escritos- que solía depositar semanalmente en un blog - y que se auto-definía como una chica complicada. Que casualidad- pensé- justamente mi especialidad, ¿o no F?, Ja.
Hasta que una noche pudo más el inmenso signo de interrogación que le puse encima a la susodicha y, entonces, fue que oyendo su voz-que acentuaba mi curiosidad- que quedamos en ir por unas copas. Lo que vino después fue una grandiosa primera cita que pasamos hablando de libros, música y demás. Me resultó lindisimo coincidir en el gusto por la música de Antonio Vega. Luego vendrían repetidas llamadas repletas de áquel inusitado cariño que tuvimos a bien prodigarnos. Fue luego de hacerla mi enamorada que B casi musitando, me haría saber que esperaba que pronto pasaran a mejor vida algunos de mis mejores hábitos- y yo ya sabia que apuntaba directamente a mi cajetilla- pues pensaba en lo nocivo que seria para nuestros futuros hijos tener un papá fumador, ¡plop!-, para luego, no contenta con eso, ad honorem llevarle la detallada contabilidad a las copas que consumía feliz este orgulloso caballero de los bares, es ahí que pensé que, tal vez ,no había hecho bien al internarla en la selva inhóspita y salvaje de mi vida.
Entonces, tras analizarlo concluí que poco importaba la, quizás, inoportuna fecha, que me gustara muchísimo y que, además, su fulgurante presencia en mi vida hubiera logrado anestesiar en algo a mi golpeado ego. Tuve claro que su voluntariosa intromisión-y su vano intento de gerenciar el orden de mi desorden y demás licencias que no le di nunca-, me obligaban a expectorarla, o sea, rescindirla en sus labores amatorias y demás, obviamente, sin lugar a reposición. B tras oírme renegó un poco presumo porque sentía que se habían invertido los roles y esta vez le tocaba ser dejada y peor aun en el dia del amor. Ese mismo que no pudo,ni supo cuidar.


["Tomé el sendero sin saber que me marchaba para no volver"-Tuve que correr-Antonio Vega]