Not For You : Part 7


Inevitablemente se volvería a quedar, como ella, profundamente dormido y solo se levantarían cuando la hermana, que acababa de llegar de la mano de su enamorado, les anunciaba, a la vez que encendía la luz, que habían traído pollo a la brasa y que se dignaran a sentarse a la mesa a comer junto a ellos. Sentados los cuatro comieron bromeando sobre como Genaro había conseguido cambiar las costumbres de la casa y ya no pedían para comer pizza, sino solo pollo o chifa. Genaro sonrojado les dijo que lo lamentaba y que no era como podia pensarse parte de ese engreimiento que siempre le achacaban.

— Olvídate te estoy jodiendo—dijo María Fe, la cuñada, mirando al hombre de pocas palabras que tenia por enamorado.
Lo más saltante, aparte de su inquietante belleza, en María Fe terminaba siendo lo incomodo que resultaba ser para Genaro saber, pero sobre todo que ella lo sepa, que ambos tenían la misma edad. Entonces, no se necesitaba ser tan perspicaz para darse cuenta que Vero era su hermana menor, la única, la engreída, a la que María Fe se había encargado de cuidar y casi criar cuando tras vivir casi toda su vida en Filadelfia su madre abruptamente decidiera que Vero regresaría a Lima a estudiar en el mismo pretencioso colegio por el que pasaron ella, las hermanas de su madre y cuanta mujer existía en esa disfuncional familia.

Por eso, cuando tiempo atrás Vero en medio de una reunión familiar sobrevoló el tema de haber conocido por una amiga a un chico algo mayor que le había interesado, pero al que no había vuelto a ver y al que pensaba tal vez no iba a volver a ver jamás, en ese momento María Fe solo atinaría a sonreír “cachosa” pensando que se trataba de una tontería de su hermana. Pensamiento que no le duraría mucho tiempo pues apenas a las horas se aseguró en contarle por teléfono a su madre las inquietudes nacientes de Vero. La madre alarmada con la noticia le dijo que siendo cierto que Vero ya antes había tenido dos “enamoraditos” eso había sido cosa de niños y que ahora que ya estaba crecidita y muy linda había que tener cuidado más aun si el susodicho era mucho mayor que ella. María Fe entendió el mensaje e hizo todo lo posible por averiguar si Vero había vuelto a ver al tipo ese que, entendía ella, quería aprovecharse de su hermana menor.
Tiempo después, en medio de una noche de viernes, luego que Genaro la dejara en casa, Vero decidió hablar de una buena vez con su hermana de su incipiente romance. María Fe, por su lado, jamás imaginó de lo que se trataba y sonreía por lo que decía era demasiada seriedad en su hermana. Vero le contó que no solo había vuelto a ver a Genaro, sino que estaban muy enamorados y que ya sabía que diría que era muy mayor para ella a lo que, y sin dejarla pronunciar palabra alguna, le pidió que antes de opinar de él al menos lo conozca y tras eso sacara sus propias conclusiones. María Fe muy ofuscada antes de todo le preguntaría si habían tenido intimidad a lo que Vero le respondió categórica que no y que él respetaba que ella tenga tiempos distintos a otras en ese tema. Vero seguiría enumerándole las características más normales de la personalidad de Genaro hasta cuando María Fe irrumpió sentenciando.

— Tú dile que venga nomás que lo quiero conocer, y luego de eso hablamos— dijo Maria Fe terminando la conversación.

Genaro sintiéndose retado acepto ir inmediatamente al encuentro de la hermana. Tan rapido como al día siguiente él llegaría a conocer a la familia de Vero, en especial a la hermana y el balance de dicho encuentro no pudo ser mejor, todo salió como si hubiese planeado minuciosamente el encuentro. Marìa Fe y Genaro conversaron muchìsimo y siempre se noto que se habían caído en gracia tanto que hasta, mientras bebian el vino que Genaro habia llevado, brindaron por la felicidad de las parejas. Nota aparte seria las bromas que se jugaron sobre el carácter de la hermana y la coincidencia tanto en gustos musicales como en su afición por la escritura.

— Escúchame “ser extraño” la verdad es que me caes de puta madre pero si le haces daño a mi hermana te cagas— le dijo María Fe luego del quinto trago, mientras le abrazaba fuerte el cuello.
— Descuida que aunque es cierto que recién somos pareja pasa que tengo mucho tiempo amándola, y jamás haría nada que arriesgue que mis ojos no la vean más—dijo sincero Genaro.
— ¿Mucho tiempo? , discúlpame no entiendo
— Olvídalo, son huevadas mías.


["...Porque no hay nadie como tù que haya hecho huella en mi interior, que me haga ser alguien mejor.. hoy necesito de tu amor.."]