Not For You : Part 6

Concentrada Vero parecía no querer que se le escapara nada de lo que sus oídos recibían ni disgustarle que la ex de su enamorado se siga “banqueteando” recordando esa relación que ella tantas veces había maldecido. Es más, de rato en rato se atrevió hasta a soltar sonoras carcajadas, como cuando Andrea le menciono lo raro que le parecía que a Genaro no le gustara casi nada de comer.
Es puro engreimiento eso me parece—dijo Andrea—si es el ser más engreído y soberbio que conozco—siguió diciendo revistiendo sus palabras con una dosis de malicia que, muy a su pesar, no lograrían hacer mella en el pensamiento de Vero.

[Ella, mientras Andrea seguía hablando silente pareció alejarse de la conversación recordando la noche que su hermana mayor y su novio invitaron a la pareja a una elegantísima pizzería y él no comió, al menos por cortesía, ni siquiera el pan al ajo. Sonreía sola cuando se acordó que ella fingiendo tener la necesidad imperiosa de comprar afuera alguna “chuchería” literalmente lo jalo a la puerta del lugar para recriminarle su actuar, a lo que él muy suelto de huesos le diría que de ninguna manera, en mayúsculas y negrita, comería algo que no era de su agrado y que, en cambio, pediría una botella de un buen vino argentino que bebería mientras esperaba que acabara la cena familiar —valoro el gesto de tu hermana pero espero entiendas que hago suficiente oliendo respetuoso esas huevadas que no comería jamás, entiende amor que me da asco el olor a leche y por ende a queso, y no soy yo es mi organismo, discúlpame si la cago toda —dijo muy serio y convincente]

Ese sábado Genaro se había negado, por obvias razones, a ir con Vero y sus amigas al bar al que media ciudad quería entrar. Habían discutido un poco con aquello que cada uno tenía su grupo de íntimos y que no siempre había resultado siendo la mejor idea juntar a todos por las marcadas diferencias en costumbres y, sobretodo, en edades que existía entre ellos.

— No vamos a discutir por cojudeces ahora hay que pasarla bien ya luego sales con tus amigos y yo con los míos—le dijo mientras pensaba a quien podría llamar más tarde para cerrar la noche con unos tragos y un poco de buena música.

Abrazados se quedaron dormidos en la sala del sótano de la elegante casa de Vero. Él cuando abrió los ojos encontró la sala hecha un desastre; había tubos de papitas fritas abiertos, cigarros a medio fumar, discos por todos lados y dos vasos de vodka a medio tomar. Sonaba por quinta vez el disco Ten de Pearl Jam y ella dormía profundamente pero, justamente, cuando él intento ponerse de pie Vero sin despertarse le apretó fuerte los dedos que tenían entrelazados, él en ese momento se acordó de la primera vez que ella entro a su casa.

[Esa noche habían decidido no salir y ver películas tomando algo con la diferencia que esta vez lo harían por primera vez en casa de Genaro. Ella llego bellísima tanto que por un instante al abrir la puerta consiguió que él se quedara inmóvil contemplándola sin poder decir nada. Para esa primera visita a su casa Genaro había preparado todo tan bien que hasta su cuarto lucia ordenado, los discos en sus cajas, había colocado dos ceniceros y vasos limpios además de tres películas que le había encargado temprano comprar a la empleada de su casa. A ella le dijo: “Cómprate tres películas no importa quienes actúen solo le dices al vendedor que sean bien románticas”. Bebieron el vodka, que ella saco de la mochila apenas llegada, comieron pringles y no vieron ninguna película entera, Luego, relajados por el alcohol decidirían cantar gritando su canción emblema: indifference. Él le contó que justamente en el lugar que estaban pero a solas, y siempre con la luz apagada, bebiendo vodka con naranja y escuchando el mismo disco, había pasado horas pensando en su, por esos días, utópico encuentro. Le confesó que en esas ocasiones alucinaba como loco las cosas que le diría y también lo que ella le respondería —desde ahí ya sabía que nos llevaríamos bien—dijo sonriente. Las horas pasaron y el cansancio consiguió derrotar sus ganas de seguir departiendo y acabaron echados abrazados durmiendo. De pronto, el padre de Genaro, con una estratégica encendida de luz del garaje, le haría saber que ya era hora que partiera a llevar a su casa a Vero. Él iluminado por el reflejo de la luz en la cortina abrió los ojos y vio como ella dormía tranquila sobre su pecho. En eso, recordó de esas noches cuando solo en su cuarto pensaba en ella que casi siempre tenía una imagen recurrente surcando su cabeza: ella durmiendo mientras sonaba indifference y él diciéndole que nunca le había pasado de ver a alguien y saber, en ese mismo instante, que se trataba del amor de su vida. Él tomo el control del equipo puso la canción y le hablo al oído mientras ella dormía profundamente. Cuando le dio el último sorbo al vaso y decidió despertarla ella, de pronto, apretó muy fuerte sus dedos, que lucían entrelazados, lo que aparentemente denotaba que estaba despierta. Pero no, no lo estaba. Lo que si quedaba claro es que ambos aun seguían soñando. Ella durmiendo y él despierto]


[Años despues, y como no todo era Pearl Jam, coincidirian en que esta canciòn era sencillamente hermosa]