Una sola vez, amor [ Not For You 12]

                                       

Pasaban los días mientras seguíamos planeando las cosas que haríamos ese esperadísimo viernes. Estábamos, pienso ciertamente muy afanosos tanto que nos enviábamos cuando menos diez mails por día preguntándonos cosas como: ¿Qué tal ir a Nébula?, ¿Podríamos comer algo en el chifa del Club Real?, ¿Tienes todos los discos de Pearl Jam o llevo alguno yo?, ¿El Absolute lo llevo yo o lo compramos juntos? y así una retahíla de propuestas y preguntas que me llevaron a tener la seguridad que en verdad le estábamos poniendo todo el punche a nuestro cercano reencuentro.

Lo cierto, es que a solo un día de volver a vernos a los ojos ya lo teníamos todo planificado aunque para esto hayamos tenido ambos que ceder en algunas cosas para armar la agenda de nuestra cita, porque al fin y al cabo se trataba de eso: la cita de dos que un día se amaron muchísimo y que tras años buscaban curiosear un poco hacia atrás. Total, ya no había nada que temer. Esta vez ya no jugaríamos con fuego, ni veríamos cenizas de nada solo, y a lo sumo, oleríamos el delicioso incienso de un pasado que teníamos claro nunca más seria presente.

Volviendo al reencuentro, el caso es que termine aceptando que ella elija el lugar donde, de ser el caso, por la noche habríamos de cenar. Por su lado, ella acabo aceptando que el primer y también el final destino sea mi departamento. La convencí que sea como sea que terminara la noche lo mejor sería regresar a mi hogar ya sea para dormir (¿?) en cucharita o ya solo para arreglarle el cuarto de visitas para que descanse.

Ya el ultimo correo delimitaba con precisión la agenda del día, la misma que quedo así: Nos encontraríamos al mediodía en Chacarilla entraríamos a la misma tienda de siempre a ver discos para luego partir a mi departamento no sin antes pasar por El Paso Obligao para comprar un pollito a la leña que llegados a casa seria nuestro almuerzo. Ya por la noche tendríamos dos opciones: ir a bailar a Nébula o seguir hablando, y bebiendo, en la Posada del Ángel. Le plantee que el Absolute era cortesía de la casa pero que ya los cigarros, Pringles, Ocean Spray’s,etc los traía la visita.

En el tema de la música hubo acuerdo en que esta podría variar según el momento pero, eso sí, pidió que nuestros discos preferidos de siempre sonaran de todas maneras: todos los de Pearl Jam, el genial Kettle Whistle de Jane’s Addiction, el por esos días aun caleta Hot Fuss de The Killers y uno de The White Stripes. De acuerdo en todo solo exigí, y esto sin lugar a negociación alguna, que en el soundtrack del reencuentro se incluya el increíble Honestidad Brutal o cualquier disco del Genio Andrés Calamaro.

12:15

Tenia ya como diez minutos parado sintiendo como mi usual híper- actividad se encontraba mas activada que nunca. Caminaba sin cesar dentro de un pequeño rectángulo aguardando, para variar, ansioso la llegada de la mujer más linda que vieron jamás mis ojos.

En eso, tras carros que avanzaban rápidamente la pude ver intentando cruzar la pista. Lo que sentí al verla tras algunos años es algo que ni mi mediana capacidad narrando emociones podría relatar con total fidelidad. Al verla acercarse sentí como inconscientemente se iluminaba mi rostro, sentí como por fin estaba volviéndole la vida a mi vida.

De pronto, empezó un abrazo interminable, llovieron palabras cariñosas al oído y asomo una lagrima de alegría.

—Cuanto tiempo Señor—me dijo una emocionada Vero

— Ojalá fuera ese viernes de febrero como a las nueve de noche y yo estuviera cruzando la puerta de la casa de Darío sin saber que tras hacerlo mi vida no volvería a ser igual jamás. Y volver a cruzar, verte y enamorarme para siempre de ti. Ojalá.

—Eso me escribiste alguna vez, lo recuerdo bien decías además que no volviste a querer igual, ¿Aun es así?—me preguntó Vero.

—Dime, es tu ego o solo curiosidad quien quiere saber eso — dije algo brusco.

Recordé que hace algunos años le envié un texto corto que aún conservo:

Al amor,

¿Te dije que jamás he vuelto a querer como a ti? Y la verdad no me importa si esto se lee poco grato con otras personas y demasiado contigo. He querido distinto, pienso. Habría que entender que el amor es un acto de fe constante y, entonces, ninguno se parece a otro. Sin embargo, cuando ahora te digo “te ame como a nadie” creo fervientemente en cada palabra que conforma esta declaración que se que nunca me pediste.

Es que a diferencia de otros yo nunca pensé que me hiciera mal decirlo por eso lo repetí siempre donde sea y con quien sea. Pasa que unos van por la vida alardeando de sus lindos autos, de sus grandes puestos de trabajo, de sus costosísimas maestrías y demás banalidades. Yo no. Yo solo presumo, y soy grandilocuente en eso ¡ah!, de nuestro gran amor. Yo que solo tengo tu recuerdo desconozco como será la pobreza porque soy rico en esa felicidad que me trajo tu amor y que se mantiene viva cada vez que te pienso.

Es evidente amor que si algo bien hizo el destino fue querer que te conozca. Dejar que te pueda disfrutar fue un regalo inmerecido que me hizo aquel Dios en el que nunca creí y al que ahora siempre le pido que deje vivir muchísimo a esa parte que te llevaste de ti contigo y también a esa otra que dejaste de ti y que vive dentro de mí .

Te anuncio que no me importan los turistas que es seguro habrán de rondarte solo aguardo que sepan valorar y querer tanto a mi único País: Tú.

No te pareces a NADA, por eso eres TODO.

Que no te apene la pena de saber que sigo amando seguirte amando.

Del amor.

— ¿En qué piensas?—me dijo contrariada Vero.

— No, nada, en huevadas mías.